
In Play
Season 4 Episode 7 | 1h 13m 12sVideo has Closed Captions
Rita’s health crisis unfolds. Ana’s fashion line faces challenges. Mateo finds a lead.
All of Velvet is on edge as family and friends await news of Rita’s surgery. Ana’s new fashion line is finally launched. The coverage in Mateo’s magazine not only celebrates the line, but hands Mateo a tantalizing, unbelievable mystery.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

In Play
Season 4 Episode 7 | 1h 13m 12sVideo has Closed Captions
All of Velvet is on edge as family and friends await news of Rita’s surgery. Ana’s new fashion line is finally launched. The coverage in Mateo’s magazine not only celebrates the line, but hands Mateo a tantalizing, unbelievable mystery.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorshipESTE PROGRAMA CONTIENE CONTENIDO PARA ADULTOS QUE NO ES APTO PARA TODO PÚBLICO.
SE RECOMIENDA DISCRECIÓN AL ESPECTADOR.
-Ya tenemos el dinero, ya te puedes operar.
-Ese local era el sueño de él.
No voy a aceptar ni una sola de esas pesetas.
-¿Qué ha pasado?
-Que ha destrozado tu local.
Rita tiene cáncer.
Necesitaba el dinero para la operación.
-Pedro, ¿que Rita tiene qué?
Perdona, ¿me lo ibas a contar?
-Te lo iba a contar, pero es que no quería molestarte con más problemas.
Este dinero no es de Enrique, esto es mío.
-¡Hijo de puta!
-¿Qué haces?
-Pagarle a Pedro para que destroce el local, cuando lo único que quería era salvar la vida de su mujer.
-Don Mateo, estábamos buscando documentación para ver de dar parte al seguro, pero nos falta un papel.
-Yo lo destrocé y yo lo arreglaré.
Por favor, no se lo cuenten a Ana.
-Rita tiene cáncer.
Lo siento, Carlos.
Rita me necesita y yo quiero estar con ella.
-La boda puede esperar.
-En mis tiempos muertos pues me dedico a preparar las tácticas del próximo partido.
-¿De qué?
-Si un día quiere venir a verme, le invito.
-¿Yo?
-Sí.
-¿Al fútbol?
-Quiero que dejes a Valentín.
-No puedo armar un escándalo así.
-Me es imposible actuar rodeado de gente.
-Olvídate de ellos.
Imagínate que estoy aquí yo solo contigo.
-Gracias.
-Si alguna vez quieres cambiar de traje, aquí estoy.
-Es hora de que los hombres salgan de casa.
-¡Vamos a los puestos!
Ven conmigo que tengo el mejor.
-Creo que se ha descalibrado la mira.
Fíjate, por eso he fallado antes, eh.
Ahora lo entiendo todo.
[disparo] -¿Cuándo la podemos operar?
-¿Y si les dijera que mañana mismo?
-Si me pasa algo, quiero que cuidéis de los niños y de Pedro.
Él nunca ha sido fuerte y los niños necesitan de él.
[♪ Alba Llibre, Lucio Godoy: "Falling In Love”] -Vamos, señor Infantes, que ya la han debido pasar al quirófano.
Tenemos que darnos prisa.
-Vamos.
-Vamos.
-Don Emilio, ¿necesita ayuda?
-No, gracias, don Mateo.
Vamos a coger un taxi para acercarnos al hospital.
-¿Van a ver a Rita?
-Sí, es que la operación ya debe haber empezado.
-Suban, yo les acerco.
-Muchas gracias.
[♪ música suave] -Primo, primo.
No hemos podido llegar antes.
Todo va a salir bien, ¿ah?
Tú tranquilo.
Va a estar todo bien.
-Pedro, ¿cómo, cómo va todo?
-Seguro que está a punto de salir.
-Señor Infantes.
-¿Tenemos noticias?
-¡Patricia!
-¿Qué?
-Es Valentín.
Se ha disparado.
[♪ música triste] -¿Qué le ha pasado?
¿Cómo se ha podido disparar?
-Estaba calibrando la mira.
Y no sé lo que ha pasado, se le ha disparado sola.
¡Se ha disparado la escopeta!
-Tenemos que llevarle cuanto antes al hospital.
Ha perdido mucha sangre.
-Vamos.
Te llevo.
-Vamos, de prisa, de prisa.
Cuidado con la puerta.
-Enrique, por favor, dime que no has tenido nada que ver.
-¿Qué?
-¿Pero tú me crees capaz de matar a Valentín?
Si no fuera por mí, se estaría desangrando en el medio.
-Sí.
[sirena] -Vámonos ya.
[♪ Stéphane Huguenin: I Do the Best I Can] -¡Ah!
-Patricia, ¿cómo ha pasado?
-Pues estaba limpiando la escopeta y se le ha disparado.
-¿Pero qué dices?
Mi hijo lleva cazando toda su vida.
Maneja armas desde que tiene ocho años.
¿Estabas tú con él?
-No, yo no estaba.
-¿Familiares de don Valentín Alcocer?
-Yo.
Doctor, soy la madre de Valentín.
¿Cómo ha ido todo?
-Yo soy su esposa.
-No tenemos muy buenas noticias.
Su marido ha entrado en coma.
No podemos saber el alcance de las lesiones provocadas por el disparo hasta que despierte.
Y aunque su vida no corre peligro ahora mismo, no sabemos cuándo ni cómo despertará.
Ni siquiera si despertará algún día.
Tiene afectado el cerebro y ese sigue siendo nuestro gran desconocido a día de hoy.
Lo siento.
Lo siento muchísimo.
-Gracias.
[♪ música de suspenso] [llanto] [♪ música emotiva] -Rita.
Rita.
-Mamá, tengo miedo.
-¿Mi amor?
Mi amor, estaré aquí esperándote.
[♪ música emotiva] -Rita.
Rita.
- Se está despertando.
-Rita, Rita, mi amor.
-Ya pasó todo, ¿eh?
-¿Estamos todos aquí?
-Rita, ¿cómo estás?
-Sí, ¿cómo estás?
Sabes la alegría que me da ver esos ojos azules abiertos.
-Pedro.
-¿Cómo te encuentras?
-He tenido días mejores, la verdad.
[risas] [golpean puerta] -¿Sí?
-Buenas.
Me alegra verla despierta, señora Montesinos.
Supongo que pocas veces en la vida se habrá sentido tan cansada como ahora, ¿verdad?
-Sí.
-No se preocupe.
Son los efectos de la anestesia.
Y mientras tanto, procuren no alterarla demasiado, ¿de acuerdo?
Entiendo la emoción, pero lo que más le conviene a la paciente ahora es descansar un poco.
¿Le importa si hablamos un momento?
-Por supuesto.
Tranquila.
-Margarita.
-Rita.
-Rita.
-Piensa en tu hijo.
-Dígame.
-Los primeros resultados parecen indicar que todo está bajo control.
Y no hay signos de que el cáncer se haya extendido.
-Doctor, muchísimas gracias, de verdad.
Yo esto no se lo voy a poder pagar en la vida.
-Bueno, bueno.
Un jamón y una buena botella de vino serían de gran ayuda.
-Por supuesto.
-No, por Dios.
De todas maneras, no podemos bajar la guardia todavía.
Debe asegurarse de que Rita siga el tratamiento al pie de la letra.
Y ante la más mínima sospecha, no duden en venir a verme de inmediato, ¿de acuerdo?
-De acuerdo, de acuerdo.
-Muy bien.
Su esposa seguirá ingresada durante un par de días hasta que le demos el alta.
-¿Y nuestros hijos cuándo podrán verla?
-Si tienen a alguien con quien puedan quedarse, sería mucho más conveniente.
Su mujer necesita descansar.
-Bueno, mis hijos están en el pueblo con los abuelos, así que están bien.
-Será lo mejor.
Y ahora, si me disculpa, tengo otros pacientes que atender.
Pero volveré en cuanto pueda.
-Gracias.
Gracias, doctor, de verdad.
-Solo he hecho lo que tenía que hacer.
Ahora le toca a usted.
[♪ Inga Swenson: Simple Little Things] [aplausos] -Aún no me puedo creer que el prêt-à-porter sea una realidad.
-Para mí, siempre lo fue.
-Pero usted es mi tío, no cuenta.
Siempre va a confiar en mí.
-Porque eres la persona con más voluntad y más talento que he conocido.
Y además, soy tu tío, efectivamente.
-¿Me está llamando cabezota?
-Pues también, eso también.
-Pues tengo a quién salir.
[risa] -¿Qué pasa, hija?
-Daría la vida por poder compartirlo con él.
-Alberto confiaba en ti tanto o más que yo.
Y él se fue sabiendo que tenías por delante un gran porvenir.
Estoy seguro, seguro.
-Bueno, estoy nerviosa con la sesión de fotos de mañana.
-Va a ser formidable.
Ya verás qué promoción.
-Pero aún tengo muchas cosas que hacer, así que me voy.
-Luego te echo una mano.
Ahora tengo que salir.
Petra me ha llamado.
Quiere contarme no sé qué.
-¿Va a recuperar el tiempo perdido?
-Por favor, hija.
Petra y yo somos... ¿Cómo se dice?
Espíritus libres, sí.
Y los espíritus libres ya no estamos para esos trotes.
-Luego me cuenta.
-Vale.
Adiós.
-Buenos días.
-Hola, doña Blanca.
Qué madrugadora.
-Sí, quería dejar cerradas algunas cosas.
¿Has visto a tu tío?
Debería venir y darle el visto bueno a todo esto.
-Acabo de estar hablando con él hace un momento.
Se iba a desayunar con Petra.
-¿Con Petra?
-Sí.
Le había llamado, que quería contarle algo importante.
-Viniendo de Petra, cualquier cosa será.
¿Tú, tú conoces su historia?
¿Eran muy amigos?
-Sí, sí, lo fueron.
Luego ella se fue a Argentina y creo que no habían vuelto a verse hasta ahora.
-Bueno, los patrones ya están listos, así que con esto termina mi andadura en la nueva colección.
-Quería darle las gracias, doña Blanca.
Yo sola no hubiera podido sacar esto adelante.
-Ha sido un placer.
Lástima que lo bueno dure siempre tan poco.
-Bueno, igual que cuento con mi tío, me gustaría poder seguir contando con usted.
-La verdad es que me encantaría.
-Pues no se hable más.
Si le parece, nos ponemos con lo que aún tengo pendiente.
-Estupendo.
-Emilio.
-Petra.
Petra, siempre tan puntual.
-La vida no espera, Emilio.
Si llegas tarde, lo mismo el tren ya no está.
-¿A qué viene el símil ferroviario?
¿Qué pasa, te has levantado melancólica?
-No, todo lo contrario.
Me he levantado decidida.
-Pues no sé qué es más de temer.
-¿Qué puedo ofrecerles?
-Yo le soy fiel al chinchón.
¿Te atreves?
-Sí, sí, yo también.
-Dos chinchones.
-Para brindar.
-Ajá.
-Emilio, me vuelvo a Argentina.
-¿Cómo que te vas?
-Sí.
-Yo pensaba que querías quedarte en España.
-Yo también, pero después de lo de Aurora y al saber que lo del local ya está arreglado, no tengo sitio aquí.
-Pues no... No sé qué decirte, la verdad.
-Emilio, he pasado muchos años fuera de España.
Al volver creí que me iba a encontrar en mi casa, pero he descubierto que este no es mi lugar.
-Ya.
Bueno.
-Ponte contento, Emilio.
Es lo que me hace feliz.
Ya tengo a la compañía esperándome de nuevo.
Me he lanzado y voy a montar una nueva obra.
Esta vez, musical.
-Musical, no sí... [carraspeo] -Me alegro muchísimo, Petra.
Me alegro muchísimo, pero... ...pero no por mí.
-A mí no me necesitas, Emilio.
Aquí tienes muchas manos para atenderte.
Ana, el crío.
Por no hablar de Doña Blanca, que hay que ver cómo te mira esa mujer.
Qué mujer.
-No te has levantado decidida, te has levantado lanzada directamente.
-En serio, Emilio.
Los hombres no nos dais cuenta de nada.
Si yo fuera tú, no dejaría pasar esta oportunidad.
-Petra, por favor.
Por favor.
-Por el amor y por la amistad.
-Y por lo mucho que te voy a echar de menos.
-Bienvenida a casa, mi amor.
-Muchas gracias por traernos.
De verdad que no hacía falta.
-Le debemos una, Mateo.
-Sí, o más de una.
-a verdad que si no fuese por usted y por Ana, yo no estaría aquí trabajando otra vez de jefe de planta.
-Cualquiera lo habría hecho.
-hora que nos llevamos bien, me da pena que la cosa no haya funcionado con Clara.
Pero estoy segura de que no va a encontrar otro igual.
-Eso seguro.
Disfruta de tu vuelta.
-Gracias.
-Pedro.
-Gracias, don Mateo.
-Venga, que como no oiga sus voces ya, me va a dar algo.
-Bueno, pero espérate que a lo mejor andan por el pajar, ¿eh?
-Pero si le dijimos ayer a tu madre que les llevara al almacén de la Florinda, que íbamos a llamar.
-Fíate tú en mi madre.
-No, no, ya sí la conozco.
A ver.
-No cogen.
-Dígame.
-Díganos.
-Nos, que somos dos.
-Sinvergüenza, que soy papá.
-Y mamá, que estoy deseando veros.
[ambos]¡Mamá!
-Hola, renacuajos, ¿cómo estáis?
-Renacuajos no, mamá, -Que ya somos mayores.
-Que, que solo quería avisaros que, que se me ha pasado el resfriado.
Que estoy mejor que nunca.
-¡Bien!
-¡Miguelito!
-¡Jorge!
-Niños, ¿qué hacéis?
-Perdón, mamá, que se nos ha caído el teléfono.
-No os preocupéis, que enseguida nos vemos.
-Vale.
Vale, mamá, oye, ¿te puedo colgar?
-Pero ¿cómo es tan sinvergüenza?
Oye, dile a la abuela que te haga la maleta, que en unos días os venís para Madrid, ¿de acuerdo?
-Vale, papi.
Adiós, mamá.
-¡Un besito!
-Adiós, papá.
-Un beso.
-Margarita, pero bueno, que alegría verte de nuevo por aquí.
¿Cómo estás?
-Pues con ganas de volver a trabajar.
-Bueno, todavía a trabajar no, ¿eh, Rita?
-Pero si me han dado el alta, por algo será.
-No, no, no, pero si tienes que entrar en el taller, lo tienes que hacer como una reina.
-¿Cómo que como una reina?
-¡Así!
¡Así, como una reina!
[grito] -¡Bravo!
[risas] -Ana, ¿quieres que vayamos mirando los catálogos?
[risas] -¡Rita!
-Me voy cinco minutos, y aquí no trabaja nadie.
-¡Pero, Rita, qué aparición!
-Cuidado, cuidado.
-Ay, es verdad.
-¿Pero qué haces aquí ya?
-Es que me han dado el alta.
-Así que valió la pena, ¿eh?
-Sí.
No tienen ni idea de la vida que me da a mí el ruido de estas máquinas.
-Pues vamos a tener que ponernos todos manos a la obra, porque aquí tu amiga Ana nos tiene a todos agotados.
-Ni lo diga, doña Blanca.
Yo pensaba que don Raúl era duro, pero esta colección va a acabar con nosotros.
-Pero qué exagerado sois de verdad.
-¿Cuándo lanzáis la colección?
-Pues en unos días.
Tendrá que estar ya el local abierto.
-Estos vestidos están pidiendo a gritos un remate.
¿Puedo?
-Claro, tonta.
-Ah, hablando de remates, hablando de remates, un momento, remates los de esta tarde en el partido que nos va a llevar directos a la final.
¿Estáis todos invitados?
-Sí, ya veo.
-¿Al fútbol?
Yo de verdad no lo entiendo, Rita.
No lo entiendo.
Este chico con el talento que tiene, yo mandando sus referencias a la escuela de París y él con la pelota p'arriba y p'abajo.
-¿A París?
-Bienvenida al trabajo, cariño.
¡Sí, a París!
-Señor De la Riba, París tendrá que esperar, que yo esta tarde tengo que hacer historia.
-Pero qué historia, primo, no seas exagerado, por favor.
-Es que somos puro espectáculo.
-Pero si es que no sois nadie, sois unos chiquillos.
-¿Cómo nadie?
-Que conmigo no cuentes, yo me quedo esta tarde con mi Rita.
-Pues si quieres estar conmigo, más te vale que vengas al campo, porque ahí es donde voy a estar.
Cuenta con nosotros, Jonás.
-¿Desde cuándo te gusta a ti el fútbol?
-Oye, ¿tan difícil es para una cosa que te pido?
-Pues si yo no te... ¿Se ha enfadado?
Primo, ¿te has enfadado?
Oye, primo, por favor.
Primo, ¿puedes venir un segundo?
Primo, de verdad, o sea, ¿puedo hablar contigo?
-No, que no hay más que hablar, lo entiendo, no somos el Real Madrid, entiendo que no te interese mi partido.
Buenos días, don Emilio, ¿qué hay que llevar para arriba?
-Rita debe estar muy recuperada ya, ¿no?
Lo digo porque han vuelto a las broncas estúpidas de siempre.
-Sí, ya le han dado el alta.
Tiene un poquito de dolores, pero ya está bien.
Lo suponía.
-No, el problema es que cuando uno no tiene sensibilidad por algo, pues no hay nada que hacer.
-Sí, no, sí, el problema, es que yo no sabía que le importaba tanto el fútbol, pero que tampoco es para ponerse así.
-No, pues ese es el problema.
Ese es el problema, que tú no te das cuenta... -Un momento, un momento.
¿Me quieren decir qué está pasando?
¿Qué está pasando?
-Se lo explico yo.
-No, esta tarde es la semifinal de la Senior.
Y si ganamos, el equipo llega por primera vez a la final.
-Enhorabuena, Jonás.
El esfuerzo ha merecido la pena, ¿no?
-Muchas gracias, don Emilio.
Sabía que usted lo entendería.
Según mi primo, me iba a pasar toda la tarde dando pataditas a una pelota.
No, el fútbol es mucho más importante.
-¿Pero qué es?
-El fútbol es estrategia, competición, épica.
-Pero si es que yo no... -Jonás, Jonás, no haga caso.
-Usted concéntrese en lo suyo.
Y si necesita alguna cosa, no dude en pedírmela.
Usted, Pedro, a trabajar, por favor.
A trabajar.
-Don Emilio, y si le dijera que le necesito ya.
-¿Cómo que ya?
-Necesito que haga el saque de honor esta tarde.
-¿Quién, yo?
-Por favor, es usted la persona indicada.
-Jonás, no es por no ir, pero yo, ¿qué pinto yo en un partido de fútbol?
-Pues usted le va a dar categoría, que es lo que necesito yo.
Por favor.
-Todo sea por corresponder a su esfuerzo.
Pero, dígame, lugar y hora.
-Muchas gracias, don Emilio.
-Vale, vale.
-No sabe lo importante que es esto para mí.
-¿Ha dicho que sí?
-¿Y usted qué hace espiando detrás de las paredes?
-¿De dónde puedo ir con esta angustia a trabajar?
Por favor, ¿va al partido o no va al partido?
-Eh... -Pues claro que va.
-¿Cómo que va?
¿Usted va?
Pues sí, yo también voy.
-Ah, sí, ahora sí.
-Yo no tengo tanta clase.
-Basta, basta.
Basta, basta.
Jonás, el pedido, por favor.
-Ya verá qué equipazo, ¿eh?
Y qué arte en el regateo.
Vamos, que yo empecé a culebrear, culebrear, y no hay quién me pare... Perdón.
-Pedro.
Acompáñeme.
-Ahora lo recojo.
-Y usted recoja todo esto, sí recójalo todo esto antes de que me arrepienta haber dicho su saque de honor.
-Sí, sí.
Haga el favor.
-Ay, que me tenga yo que enterar por doña Blanca que has venido hoy.
-Pero que era una sorpresa.
-¿Cómo te iba a avisar?
-Bueno, pues te podía haber acompañado, que no estás tú para mucho paseo.
-No, si no venía andando.
Me ha traído Mateo.
La verdad es que se está portando muy bien, ¿eh?
Chica, yo no me lo esperaba, pero se ofreció y ¿qué quería que hiciera?
-No, nada, nada.
Si Mateo tiene a sus elegidas y yo no soy una de ellas, ¿qué le vamos a hacer?
-Clara, ¿no sería mejor que hablarais de eso que tenéis pendiente, de lo que nunca nadie pudo enterarse?
-¿Pero qué vamos a hablar?
Si él tuviera ganas de hablar, vendría.
¿Y hace cuánto que no viene a las galerías?
-¿Desde que tú te enfadaste con él?
-¿Yo?
No.
Más bien es que algo le tendrá absorbido en la revista.
-Tengo una idea.
¿Y si te encargas tú de coordinar la sesión de fotos?
-¿Yo?
-Claro.
-¿No ves que alguien se tiene que ocupar de que esté bien bonita la sesión de fotos?
-Hoy va a venir el fotógrafo.
Si te encargas tú, podréis hablar y ver si hay algo que recuperar o no.
-No sé yo si eso es buena idea.
-Pues claro que es buena idea, mujer.
Tú déjamelo a mí.
Haz como que es cosa mía.
No te preocupes.
-Ana, está esperando Carlos arriba.
-Gracias, Inés.
-Bueno, que no hay vuelta atrás, ¿eh?
Bueno, así se hará.
-Bueno.
--¡Carlos!
-Eh.
-Parece que hoy es un buen día.
-Lo es.
A Rita le han dado en alta.
-Eso es fantástico.
Me alegro mucho.
-Y yo, estoy muy contenta.
La verdad es que ha sido una suerte que se lo hayan cogido a tiempo.
-¿Y cómo va el proyecto?
-A puntito de caramelo.
Mañana mismo tengo fotos en el local para la revista de Mateo.
Muchas noticias.
-Y queda una.
Ana, ¿sigues queriendo casarte conmigo?
-Carlos, por favor, levántate de ahí que está todo el mundo mirando.
-No, hasta que no me des una respuesta.
-Pero si ya te la di en su momento.
-Entonces, ¿eso es que sí?
Eso es que sí.
-Gracias... por ser tan paciente.
Y la verdad es que ahora mismo no tengo tiempo ni de preparar mi propio... -Ah, no.
-Eso sí que no, ¿eh?
Si es un tema de organización, me ocupo yo.
-¿Tú?
-Yo.
-A ver, soy piloto, sé pilotar aviones.
Esto no puede ser tan complicado.
-Está bien.
-Te digo una cosa, va a ser pronto.
-Bueno, bien.
Ahora me vas a perdonar, pero me tengo que ir.
-Claro que sí.
-La línea de cosmético se llama Mandalay y está creada a partir de la crisálida y el nácar de perla.
Lo más revolucionario es que con ello conseguimos atenuar las arrugas y darle luminosidad y juventud a la piel.
-Mmm.
-Quédesela, así podrá enseñársela a sus socios.
No va a encontrar nada parecido en España.
-Mmm.
Y me encantan, de veras.
Pero en Velvet solo vendemos moda y perfumes.
No tenemos una línea de cosmética.
-Por eso estoy aquí.
Sé que Velvet es un gran referente y Mandalay también.
Todos los países orientales cuidan la piel de sus mujeres.
Más que sus propios vestidos.
La piel es el único tejido que te acompaña siempre.
-Es muy bonito eso que dice.
-¿Cree que lo podríamos intentar?
-Sí, vamos a intentarlo.
Se lo presentaré a mis socios como una nueva línea de negocio.
-Voy a estar tres días más en Madrid.
Avísame cuando sepa algo.
-Trataré de ser rápida.
-Y... este es el número de mi hotel.
Si me dejan un recado, ellos me avisarán.
-Así lo haré.
-Muchas gracias por todo.
-Por favor.
Gracias a usted.
Yo la acompaño.
-Un placer conocerla, doña Cristina.
-El placer es mío.
Le avisaré pronto.
-¿Ampliando el negocio en el Lejano Oriente?
-Puede ser.
Al fin y al cabo es de ellos el secreto de la belleza eterna, ¿no es así?
¿Qué haces por aquí?
-He venido a ver a Ana.
Y de paso, a invitarte a mi boda.
-Bravo.
Por favor, Carlos, pasa y cuéntamelo todo.
-Rita se ha recuperado.
Ana está boyante a punto de estrenar.
Así que me he lanzado de nuevo.
-¿Y te ha dicho que sí?
-Sí.
El único problema es que Ana está muy ocupada y voy a tener que encargarme yo de todo.
-Ay, por favor, déjame que te ayude.
-No creo que sea buena idea.
-Carlos, Ana me ayudó en mi boda.
Créeme, no hay nada que me haga más ilusión que organizar yo la suya.
Quid pro quo.
-De acuerdo.
Pero Ana no debe enterarse.
-Mis labios están sellados.
-Muy bien.
-¿Se puede?
-Petra.
Pues claro, es un local.
-Ha quedado precioso, Ana.
Enhorabuena.
-Gracias.
-La verdad es que ha sido una suerte que se resolviera lo del recibo.
-Bueno, lo del recibo... -No, hija, no.
Todo esto ha sido obra de... ¿de Pedro?
¿Pedro, no?
-¿Pedro?
-Hay que ver ese muchacho.
¿Cómo ha sido capaz de hacer esta maravilla?
-¿Pero de qué está hablando, Mateo?
-Luego te cuento.
-Bueno, en realidad yo no he venido solo a ver el arreglo del local, sino porque tengo que deciros algo muy importante.
-¿Ocurre algo?
-No, no, estoy perfectamente, pero he decidido volver a Argentina.
-Vaya.
-Sí, acabo de hablar con Emilio, con tu tío, y le he dicho que yo no siento que mi hogar esté ya aquí.
Tengo planes muy bonitos y estoy muy ilusionada por regresar.
-Pues me alegro muchísimo por usted, Petra.
-Gracias, hija.
-Hola.
-Alfredo, ¿qué tal, cómo estás?
-Bien.
Perdón por el retraso, me ha costado aparcar.
-Nada, no te preocupes.
Te presento, Ana Rivera, la artista.
-Encantada.
-Y a doña Petra, la propietaria del local.
-Mucho gusto.
-Encantado.
-Y si te parece, empezamos por el taller.
-Por supuesto.
-Ana, he de marcharme porque tengo que preparar muchas cosas.
-Pues tendremos tiempo de despedirnos, ¿no?
-Claro que sí, hija.
-Hasta pronto.
-El nuevo local de Ana va a tener un reportaje en exclusiva en la revista de Mateo.
Esto no está funcionando, Enrique.
-Son amigos, ¿qué esperabas?
-Que consigas ese tipo de cosas para la línea masculina.
Eso espero.
Patricia y tú os encargáis de la comunicación.
¿Qué demonios se supone que estáis haciendo?
-Las cosas se han torcido, ya lo sabes.
Con el accidente de Valentín, Patricia no está en disposición de ocuparse de nada.
-¿Desde cuándo te hace falta Patricia?
-Desde que tenemos demasiadas cosas entre manos.
-Y deberías llevarlas a cabo.
Para eso estás aquí y cobras lo que cobras.
-Me voy a permitir recordarte que no soy un mero empleado, sino tu socio.
-Y yo te recuerdo que hicimos un trato.
Y que como no estés a la altura, tus planes de colaboración en Italia no prosperarán.
[Golpean puerta] -Pensaba que esta reunión la había convocado yo.
-Estábamos hablando de otros asuntos, Cristina, pero ya hemos terminado.
¿Verdad, Enrique?
-Muy bien, esta mañana ha venido a verme la representante oriental de una línea de cosméticos, quiere asociarse con nosotros para que vendamos sus productos en las galerías.
-Es que nosotros no vendemos cosmética.
-Ya lo sé, Marco, y precisamente eso es lo que hace esta propuesta tan interesante.
-Pero las mujeres se gastan el dinero en ropa, no en cremitas.
-Te equivocas, Enrique.
Cada vez más mujeres están preocupadas con no envejecer.
Esto es el futuro, creedme.
-Gracias, Cristina, yo mismo lo negociare.
Enrique, te voy a enseñar lo que es dar un golpe de efecto.
¿Clara?
Clara.
-¿Qué?
¿Ha pasado algo?
-Dímelo tú, te pago por trabajar, no por darte paseos.
¿Se puede saber dónde estabas?
-Pues he bajado a ver a mi hermana, le han dado el alta y quería ver cómo estaba.
-Me alegro por ella, pero los asuntos familiares se resuelven en el tiempo libre, no en horas de trabajo.
-Marco, acaba de salir de una operación.
-Localiza a esta mujer y prepárame una reunión con ella, vamos.
-¿Este numerito a qué viene?
-¿No querías un cambio en nuestra relación?
Pues ya lo tienes.
Ahora seremos jefe-empleada, así que ya puedes ir poniéndote en marcha, o te irás a la calle.
-¿Cómo la has visto?
Hay material, ¿verdad?
-Sí, yo creo que podría quedar muy bien.
Tengo que traer algo de luz, he visto un par de rincones fantásticos.
-Estupendo.
-Quizá estaría bien colocar algunas plantas más, Algo de color le dará vida al local.
-Bueno, pero supongo que cuando estén puestos los modelos también lucirá todo mucho más.
-Siguiendo la pauta de Mateo, el reportaje se centrará más en usted y no tanto en el local.
-No creo que sea conveniente mostrar nada de la colección, mantener el misterio, que la gente se acerque aquí al local aunque sea solo para cotillear.
-¿Pero me dejarás hablar de los previos por lo menos?
-Claro, tú de la colección puedes hablar lo que quieras, pero no mostrar imágenes.
-Perfecto.
-Aquí tenéis algunas ideas por si las pudiéramos tener para mañana, además de las plantas, algo de mobiliario nos vendría bien.
-Tengo a la persona idónea.
-Estupendo, hasta mañana, entonces.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana.
-Gracias.
-Bueno, creo que tienes algo que contarme acerca del arreglo del local.
-Lo sabía, sabía que no me iba a poder librar de esto, Te invito a un café.
-En eso también estamos pensando.
Vamos a hacer un lanzamiento por todo lo alto en prensa escrita y quizás alguna convocatoria en el establecimiento.
-Y habíamos pensado que podríamos dar pequeñas muestras de regalo, así será más fácil animar a nuestros clientes a que prueben el producto.
-Una magnífica idea.
-Pues entonces ya solo nos queda firmar.
-Te mantendremos al tanto de todo.
-Les haré llegar cuanto antes la mercancía.
-Vale.
Ha sido un placer.
-Igualmente.
-Por favor.
Cada día me sorprende más tu efectividad.
-Necesito que las galerías tengan notoriedad.
Llevo mucho tiempo peleando aquí y me da la impresión de que se nos está yendo de las manos.
[Risa] -¿Te hace gracia?
-No.
Sí me parece estupendo, puedes contar conmigo para lo que necesites.
-De momento tengo recursos suficientes, ya te contaré.
[♪ música de suspenso] -¿A qué has venido?
-Llevo días sin saber nada de ti.
-Pues ya ves, disfrutando de la vida de casada.
Todo esto es culpa tuya.
-Basta.
-Dime la verdad, ¿apretaste el gatillo o no?
-Patricia.
¿Es sensato estar aquí de cháchara cuando Valentín se puede despertar en cualquier momento?
-Valentín no se va a despertar.
-Pero ¿cómo puedes decir algo así?
-Buenos días, doña Carmen.
-Hola, Enrique.
-He venido a interesarme por el estado de Valentín.
-Pues ya lo ves, desde la boda no han ocurrido más que desgracias.
-Vete de aquí.
-Yo le disparé.
[♪ música suave] -No podía soportar que te siguiera mirando, que te siguiera tocando y que tratara a mi hijo como si fuera el suyo.
-Me has convertido en una desgraciada.
-No te preocupes.
No voy a permitir que sigas sufriendo.
-Eso espero.
-No, Manuel, no me puedes hacer esto.
No me puedes tumbar el reportaje ahora.
Escúchame, no, escúchame tú a mí.
Te he demostrado en muchísimas ocasiones que tengo intuición para estas cosas, te prometo que la colección de Ana Rivera va a ser un éxito, te lo prometo.
Que... ¿Cómo que otra?
¿Cómo que otro reportaje?
¿Y ese va a tumbar al mío?
Venga, sí, mejor, mejor, mejor.
Sí, te espero aquí y lo hablamos, perfecto.
[♪ música de suspenso] [Golpean puerta] -¿Sí?
-¿Todo bien?
-¿Qué quieres, Julián?
-Hay una mujer fuera que quiere verle, es muy guapa, de las que le gustan.
-No estoy para bromas.
-Disculpe, don Mateo, viene de parte de Ana Rivera.
-Que pase.
[♪ música movida] -Clara.
-Mateo.
-¿Qué haces aquí?
Julián, ya me encargo yo.
Siéntate.
Bueno... ¿En qué te puedo ayudar?
-No, no, he venido a pedirte ayuda, vengo por trabajo.
-¿Cómo que por trabajo?
-Sí, Ana me ha encargado que me ocupe yo del reportaje de fotos de mañana.
-¿En serio, Ana te ha pedido eso?
-Desde luego, que idea mía, no ha sido.
He tenido que venir a la hora de la comida para que Marco no sepa que estoy trabajando para el otro local.
-No creo que tengas problema con Marco.
Tienes enchufe con él, ¿no?
-No te creas, últimamente me da un poco de calambre.
-Pues la verdad, has venido en un mal día, ahora mismo el reportaje pende de un hilo.
-¿Y eso por qué?
-Mi jefe me acaba de llamar, parece ser que han hecho una oferta muy buena por ese espacio para un publirreportaje.
-¿Y Ana sabe algo de todo esto?
-No, no sabe nada y no lo debe saber.
Ahora viene mi jefe a ver qué consigo.
-¿Hay algo que pueda hacer por ti?
-Esperar a que te llame.
-Ah, bueno, entonces, como siempre.
-¿Doña Blanca?
-Sí.
-Discúlpeme, don Emilio, había bajado a descansar un momento antes de subir al taller de nuevo.
-No, no quisiera molestar.
-No, no me molesta, al contrario, ¿Cómo le fue con Petra esta mañana?
-Precisamente de eso quería hablarle.
-¿Va todo bien?
-Se vuelve a Argentina.
-Vaya, ¿y cómo es que ha decidido algo así?
-Lo suyo es el teatro y parece ser que tiene una nueva oportunidad.
-Ya, siento que vaya a perderla de vista de nuevo.
¿No me irá usted a decir que se marcha detrás?
-Detrás, por favor, doña Blanca, son 12 horas de avión, además, no está uno en edad como para andar siguiendo mujeres.
-¿Qué le parece si revisamos el material que, que hay que llevar al local?
-Pero no va a poder descansar.
-Bueno, ya descansaré en otro momento, no importa, vamos allá.
-Vamos.
-Si le parece, aviso ahora para que lo vayan cargando, y así lo entregan mañana a primera hora.
-Muy bien, perfecto, póngalo en marcha.
-Ahí lo espero, don Emilio.
-Ah, el partido.
¿Se va usted ya?
-Claro que tengo que vestir al equipo y calentar.
-¿De qué partido hablan?
-Jonás, Jonás, que juega esta tarde la semifinal del campeonato de fútbol y me ha pedido que haga el saque de honor.
-Ajá.
-¿Qué le parece, doña Blanca?
-A mí me parece estupendo.
Vamos, que no me lo pienso perder.
-Muchas gracias, doña Blanca.
No sabe lo que me ha costado convencerles a todos.
-Bueno, pues que haya mucha suerte.
-A las 7:00 en el campo del Ventorro.
-Suerte.
-Hasta luego.
-Adiós, que sea lo que Dios quiera.
El... Todo sea por el deporte, doña Blanca.
-Todo sea por el deporte.
--¡Vamos, equipo!
¿Estáis preparado para machacar a esos tuercebotas?
Espero que hayáis ensayado el baile de la victoria porque nos vamos a hinchar a goles.
Mirad, mercenarios.
A ver, portero, para ti, como los profesionales, ¿eh?
Con patrocinio y todo.
¿Dónde están los demás?
Tenemos malas noticias, los otros tres están con cólicos y no se pueden mover.
-¿Qué?
-Sí, cenaron juntos ayer y les han envenenado con la tortilla o, no sé.
Jonás, me temo que hay que suspender.
No, no, no, no, ¿qué suspender?
Vosotros sabéis lo que nos ha costado llegar hasta aquí, ¿no?
No, ahora nos vamos a suspender porque tres se vayan por la pata abajo.
Pues, a menos de cuatro horas del partido, tú me dirás qué podemos hacer.
Vosotros Nada, cambiaros y enseguida vuelvo.
¡Primo!
¡Primo, primo!
¿Qué pasa?
¿Que vas como un loco?
Si no, locos es poco.
Oye, te necesito en el partido.
Otra vez, ¿qué ha pasado?
¿Ya te he dicho...?
Que no, no es eso, que te necesito en el partido Jugando en el partido con nosotros, con el equipo.
-¿Qué?
-Que se me han puesto mal los tres de los jugadores y se encuentran repuestos, tendremos que suspender.
Yo tengo muchas cosas que hacer, de verdad.
Yo te ayudo, tú tranquilo, pero oye, en el cole a ti no se te daba mal.
Te digo la verdad, yo llevo sin jugar al fútbol del colegio desde que, no cuentes conmigo, hombre.
No, que no, que no es verdad.
Que no te he visto jugar con tus chavales y todavía tienes toque y cintura.
La verdad es que yo tengo una cintura, que no, que no, que no, que no me agarra.
Yo tengo mucha responsabilidad con el trabajo, te recuerdo, te recuerdo en el puesto de trabajo.
No, pues ya está.
Bueno, pues en tu conciencia quedará que yo tenga que suspender el partido por tu culpa.
-Venga.
-Lo sabía, lo sabía, lo sabía.
Toma, más de diez.
-¿En serio voy de diez?
-Sí.
Me he hecho Ramírez, ¿esto qué es?
Ahora te lo cuento, oye, ustedes no jugarán.
Pero qué es lo que está dentro de la muerte?
Bueno, y dónde los busco, ¿si no?
Vamos dentro si quiere.
Venga, va, corre, que tenemos algo.
Bueno, ¿cómo vas a jugar si todo el mundo sabe jugar?
Pero es que yo tengo que jugar.
[Inaudible] Sí, pero si te echan.
Es, eh... Señor de la Riva.
¿Sí?
¿Qué Lee?
¿Qué le parece?
Oh, qué color, por favor.
Qué atentado para la moda.
¿Qué es eso?
Pues que esta tarde tenemos el partido, -¿se acuerda?
-Ah, sí.
Y necesitamos su ayuda.
¿Y qué quieren?
¿Qué les cosan las medias?
Queremos que juegue.
[♪ canción alegre] Que no, hombre, que no.
Que yo no pienso participar en semejante circo.
Señor Rivas, ¿qué le cuesta si solo son 90 minutos?
Además, usted es muy alto para los remates de cabeza, -no va a venir... -Eso es cierto, escúcheme, a mí nadie me verá jamás en pantalón corto, nunca.
Ya sabía yo que no le íbamos a poder convencer.
Había que intentarlo, había que intentarlo.
¿Pero qué pasa?
¿Pero qué pasa?
¿Qué es todo esto?
Necesito que salgáis de aquí, chicos, que tienen que terminar la colección.
Pero bueno, te dejo mi taller 24 horas seguidas y vienes aquí llamándonos la atención.
-¿Pero qué pasa?
-¿Y esa camiseta?
¿No decías que apoyas a mi primo?
Le he apoyado.
Pero es que me he liado porque... se ha puesto malo tres de sus jugadores, entonces, ¿vamos a jugar el partido?
Vamos.
Sí, ¿ahora entiende los gritos?
Que estos dementes pretenden que yo juegue al fútbol con ellos.
Pero don Raúl, no se ponga así, imagínese que le falla una modelo el día de desfile.
¿Cómo que imagínese que le pasó en su primer desfile en Velvet.
No lo recuerdo.
Hombre y Clarita se convirtió en tu musa.
Hombre, Pero no es lo mismo, Ana.
Clarita iba a estar divina, yo no.
Además que no le he dado una patada a un balón -en mi vida.
-Bueno, pues usted corre -y los demás jugamos.
-¡Qué no!
Venga, por favor, don Raúl, don Raúl, si no somos siete.
A mí me encantaría verle jugar con los chicos.
Como alguien lleve una cámara y me haga una instantánea, la tenemos.
Gracias, Rita, le amo, le amo.
Oye, pero si necesitamos tres.
Necesitamos tres, somos dos, nos falta uno todavía.
Ya no puedo más, primo.
Vale, ¿a quién podríamos llamar?
Yo que sé.
A mí alguien me debe un favor, voy a hacer una llamada.
-Le acompaño.
-Yo también voy.
Ay, Pedro, Pedro.
Quería darte las gracias por lo de local, sé que ha sido cosa tuya y no tenías por qué.
Ahora yo siempre estaré en deuda contigo.
¿Qué va?
Eso ya está más que olvidado.
Suerte con el partido.
Gracias.
[teléfono suena] ¿Sí?
Hazle pasar.
Manuel.
-Me alegro de verte, Mateo.
-Yo también.
Irene, tráiganos un par de cafés.
-Sí.
-Cafés.
Siéntate.
Entiendo que Anna Rivera es muy amiga tuya, pero lo suyo aún es un proyecto incierto, está por demostrar que vaya a funcionar.
¿Velvet un proyecto incierto?
Manuel, las mujeres más ricas de este país compran en esas galerías y el resto sueñan con poder hacerlo, nosotros vamos a darle la noticia de su vida, su sueño hecho realidad, duplicaremos la tirada.
Te lo garantizo.
Eres un soñador, por eso te contraté, tu discurso suena muy bien, es muy romántico, pero solo es eso, un discurso romántico, las ventas a día de hoy no están garantizadas, y el publirreportaje sí.
Muy bien.
He colocado tu revista en lo más alto del panorama, creo que merezco un poco de confianza.
Es demasiado dinero el que nos ofrece, no lo podemos rechazar.
¿De quién se trata?
Una empresa oriental de cosméticos.
Mandalay.
Viene con un gran apoyo internacional.
La transferencia la harán desde Italia.
-¿Italia?
-Eso parece.
Déjalo pasar.
Ya habrá otra ocasión para hacerle un reportaje -a tu amiga.
-¿Y si me negara?
-Si te negaras, ¿a qué?
-A publicar el reportaje, al fin y al cabo, soy el director de contenidos de esta revista.
Y yo soy el propietario.
Mateo, ¿sabes lo poco que desearía que eso pasara?
Pero si así fuera, mucho me temo que estarías fuera de la revista, confío en tu sensatez, siempre me has demostrado que eres un hombre que toma las decisiones correctas.
[♪ música lenta] No te equivoques.
[cierra puerta] -Adiós, Irene.
-Adiós, don Manuel.
¿Está Julián en la redacción?
Supongo que sí.
-Julián.
-Dígame, don Mateo.
Seguimos con el reportaje de Ana Ribera, adelante.
Pero don Manuel ha dicho que... Me da igual lo que haya dicho don Manuel, soy el director de contenidos de esta revista y aquí se hace lo que yo digo, ¿entendido?
Perdona, perdóname.
Julián, necesito vuestra ayuda, pero quiero que sepas que el único responsable de esta publicación seré yo, cuento contigo.
-Por supuesto, don Mateo.
-Perfecto.
En una hora estaré de vuelta para revisarlo todo.
Don Mateo, esto acaba de llegar, es para usted.
Muy bien, luego le echo un vistazo, ahora tengo prisa, vamos, vamos.
[♪ música alegre] ¿Qué forma es esta de exponer nuestros productos?
Si tengo que supervisar personalmente cada expositor, entonces no les necesito para nada.
Pongan los nuevos modelos en primera línea, que se vean bien y que las cajas formen parte de la decoración, entendido.
¿Qué pasa?
Eso te lo tengo que preguntar yo a ti.
-¿De qué hablas?
-No te hagas el imbécil, sé perfectamente que estás detrás del reportaje de Mandalay.
Te equivocas de persona, Mateo.
Si pretendes que con ese dinero no se haga el reportaje de Ana es que no me conoces bien.
Creo que la amistad mueve montañas aquí.
No me toques.
Lástima que tú no tengas ninguna amistad aquí dentro.
Clara.
¿Qué ha pasado con el reportaje?
Prométeme que harás que Ana luzca como nunca.
Me juego toda mi carrera en este especial.
Por supuesto, yo tengo ya todo lo que ha pedido el fotógrafo.
Os ordena que lo lleven para allí, entonces.
Clara, gracias.
[♪ música alegre] Mario, carga la furgoneta, todo lo que he dejado preparado, ahora voy a revisarlo.
Gracias.
[♪ música alegre] Hasta luego, Gerardo.
[♪ música alegre] [♪ música emotiva] Querido Mateo, es un orgullo confirmar que sigues volando tan alto, por fin sé algo de ti, aunque sea por la prensa, un fuerte abrazo de tu hermano y amigo.
Alberto Márquez.
[♪ música emotiva] Enrique.
Enrique.
Marco, ¿puedo ayudarte en algo?
Sí, dónde está Enrique?
Se marchó después de la reunión que tuvimos esta mañana y no ha vuelto a pasar por aquí.
Estamos a punto de perder el reportaje de cosmética que ya habíamos cerrado con ecos de sociedad.
¿Esa no es la revista de Mateo?
Ya.
Necesito saber si tenéis algún contacto político de altas esferas, algo que pueda ayudarme a presionar.
Me temo, Marco, que si quieres que te ayude, vas a tener que contarme lo que pasa.
Te cuento, si no se publica nuestro reportaje, el espacio se lo llevará la línea pret à porter de Ana, y no quiero hacer a la bestia más grande, ya.
Ya.
Se ve que las mujeres os comemos el terreno, ¿eh?
Cristina, te agradezco que hables, solo si es para ayudar.
Está bien, déjame hacer un par de llamadas.
Vale.
[♪ música alegre] Buenas tardes, soy Marco Cafiero, director de las Galerías Velvet, ¿con quién podría hablar para comprar páginas para un reportaje promocional?
Es para promocionar una nueva línea de cosméticos.
Sí, espero.
Francisco, ¿qué tal todo?
Soy Marco Cafiero.
Sí, mucho tiempo, sí.
Mira, creo que tu revista sería perfecta para nosotros.
Ahora te explico.
queríamos comprar un reportaje de doble página de 6 a 8 páginas, sí.
Es una nueva línea de cosméticos.
Mandalay.
Lo tenemos, Clara.
Y nosotros O eso espero.
¿Por qué?
¿Qué pasa?
Oh, es que los mozos me tienen loca con la carga de verdad.
Venga, Clarita, no te hagas la interesante que seguro que nos tienes que contar algo más.
Yo no sé.
-A nosotras no nos engañas.
-¿No lo viste?
¿No te recibió él?
Ah.
Pues claro que me recibió, muerto se quedó cuando me vio.
¿Y hubo tiempo para algo más?
Chicas que una es una profesional.
No, si por eso lo decimos.
Oye, ¿me ayudáis a elegir un vestido para mañana?
Eso está hecho.
Venga, rapidito, que nos tenemos que ir yendo para el partido.
¿Qué partido?
Que van a jugar al fútbol, Pedro, Jonás.
Que no aparezca nadie.
Están cerradas todas las puertas.
-Ayúdame, Jonás.
-Voy, voy, voy.
Gracias.
Ok, vamos.
¿Qué?
Señor Santamaría, usted no puede jugar así, tendría que quitarse la bufanda y las gafas.
¿Cómo?
De eso ni hablar.
No pienso lanzarme a jugar al fútbol así, a cara descubierta, que yo tengo una carrera.
Pero es que el reglamento no permite jugar con abalorio.
Bueno, pues se cambia el reglamento.
Don Humberto, yo le digo que la gente no le ve encima del caballo y con el trabuco la gente no le va a reconocer.
¿Estás insinuando que mi persona no trasciende a mi personaje?
Yo no quiero discutir, de verdad.
Bueno, venga, venga, venga, venga, venga, ya está bien, basta ya de tonterías, tonterías, por favor.
Ya está bien, ya está bien, esto es una cosa muy seria y estamos aquí para ponernos en el lugar de Jonás y echar una mano a todos.
Bueno, pues si hay que jugar al fútbol, -exijo... -Que me exiges nada porque me debes una y muy gorda, y si no cuento a todo el mundo... Bueno, ya, ya, ¿qué hay que hacer?
Muchas gracias, señor de la Riva.
Usted también, las gafas, ¿somos un equipo o no somos un equipo?
A ver, escúcheme, vamos a ver.
Esto va a ser nuestro campo de fútbol.
Pero si me acaba de borrar el diseño que he hecho esta mañana de caballero, por favor.
Tranquilo, señor de la Riva, -está todo archivado.
-Agujita de oro.
-Prosiga.
-Bien.
Primo, ¿contigo puedo contar?
¿No?
Por supuesto, yo haría 1343.
Solo somos siete.
Ah, pues entonces elige tú, yo nunca he jugado, A ver, necesito que me presten atención.
La posición será esta.
Lo importante es que cubramos en defensa, y si subimos pa' arriba nos movemos así.
si llegamos arriba, el centro perfecto es aquí, centra el delantero remata y gol.
¿Qué les parece?
Yo no sé si meterá usted o no meterá un gol, Jonás, pero acaba de diseñar sin darse cuenta, un vestido de noche de mujer ideal.
Me encanta.
Ay.
Esto a Ana le va a encantar.
Lo importante es que usted se acuerde de las jugadas, pues hagamos de cada jugada un patrón.
[♪ música alegre] -Buenos días.
-Buenos días.
[♪ música de suspenso] -Volveré más tarde.
-Muy bien.
[♪ música de suspenso] Todavía no.
[♪ música de suspenso] Hay que hacerle la cura a don Valentín.
[♪ música de suspenso] [teléfono suena] Irene, quiero a todo el mundo en la redacción ahora mismo.
Damas y caballeros, ahora mismo tengo un grave dilema, resulta que esta mañana un impresentable porque no tiene otro nombre me ha enviado este sobre.
El contenido no les concierne, pero si le envío.
Así que, por favor.
El autor que se identifique ahora mismo.
Si lo hace, prometo olvidar esta broma de mal gusto, pero si no, os juro que las consecuencias van a ser muy graves para todo el mundo.
Julián, tú, no me lo puedo creer.
No, no, no, don Mateo, yo únicamente quería decirle que el sobre vino con el reparto habitual de correos, no se trata de un sobre interno.
Entonces, ¿por qué no lleva remite?
No lo sé.
Que alguien localice al repartidor de correos.
¡Ya!
-Don Mateo.
Don Mateo.
-Ahora no.
¡Joder!
[teléfono suena] He dicho que ahora no.
Perdone que insista, pero se trata del repartidor de correos.
¿Qué pasa con el repartidor de correos?
A esta hora debería de estar en la central, ¿quiere que intente localizarle?
¿A qué estás esperando?
Dale.
Venga.
[teléfono suena] Buenas tardes, señor Lagasca, soy Eligio Montero.
Su secretaria me ha dicho que quiere hablar conmigo sobre un envío.
Sí, concretamente acerca de un sobre grande que he recibido mi atención.
Sí, sin remitente, claro que me acuerdo, precisamente por eso.
Sí, sí, don Eligio, necesito saber el origen de ese sobre, sea como sea, es muy, muy importante para mí.
Es que cuando lo recibimos sin remitente, es realmente complicado.
Sí, lo sé, pero no se lo pediría si no fuese importante.
Por favor, ayúdeme.
Veré lo que puedo hacer.
Gracias, muchas gracias, estaré aquí esperando sus noticias.
Le llamaré en cuanto sepa algo.
De acuerdo, gracias, gracias.
¿Y este qué?
Muy Velvet para más adelante.
Hija, ¿y cómo quieres que sea?
A mí me parece divino.
Bueno, esta colección, Ana, ¿de verdad?
¿Eh?
Yo me lo compraría a todos.
Hija, ¿de verdad?
Qué bien, gracias, buena señal.
Y gracias sobre todo por estar siempre conmigo.
Soy yo la que os tendría que dar las gracias, pensad que no me va a operar.
No nos vamos a poner sentimentales, ¿eh?
Tengo que contaros algo.
He retomado los planes de boda.
Ana, ¿y estás contenta?
Bueno, ya sabéis que siempre he tenido mis dudas, pero Alberto necesita un padre y creo que es hora de dar un paso adelante.
Bueno, pues entonces enhorabuena.
Gracias.
Adelante.
¿Qué?
¿Estamos listas para ir al fútbol?
El partido empieza en media hora.
Sí, en cuanto llegue Alberto.
Pues aquí estamos todos.
-Mamá.
-Hola, mi amor.
¡Uy!
Vamos, Venga.
¡Partido, partido, cha cha, cha!
Vamos a ganar, ¿verdad, Abuelo?
Por supuesto.
Vamos saliendo, os esperamos fuera.
Ahí esperamos, vamos a ganar.
[♪ música alegre] Bueno.
Normalitos.
No parece que tengan mucho peligro, ¿no?
[♪ música alegre] Mamá, ¿eso lo hace el tío Pedro y el tío Jonás?
Bueno, a lo mejor eso es O no, pero cosas más difíciles, sí.
-Bueno.
-No te preocupes, cariño.
¿Habéis visto eso?
Mi carrera ha echado a perder.
Quieres dejar de hablar de tu carrera y centrarte en el partido que nos van a meter Una paliza que no la vamos a ver.
Tenemos que hablar con Jonás, -esto no puede seguir.
-No, no, no.
Yo la he tenido antes con Rita por lo mismo, yo voy con Jonás hasta la muerte, vaya.
Mirad esto, se ha hecho en el cine miles de veces, nos deshacemos del árbitro y se acabó el partido, -¿Cómo?
-Que sí.
-Hecho.
-Vengan, chicos.
Que vengan, chicos, que los tenemos, esto está hecho.
Primo, que te quería decir una cosa que yo creo que yo juego muy bien, ¿no?
Mira, yo no sé mucho de fútbol, Jonás, y la verdad es que tampoco veo muy bien sin gafas, pero estos muchachos tienen una forma física envidiable, se les nota que son gimnastas.
Pero bueno, qué pasa, Que nos vamos a venir abajo ¿por eso?
Anda, acercaos, que tengo una táctica infalible.
Venid pa' acá, ya veréis.
a ver, ¿cómo te explicamos esto sin que te molestes?
Vamos a comprar al árbitro.
¿Qué?
¿Pero estáis locos?
-Primo.
-No sé.
No, no, no, no aquí nadie va a sobornar a nadie, ¿eh?
Vamos a jugar como Dios manda, -¿y si perdemos?
-vamos a perder, Bueno, pues perdemos con honor, con la urna intacta.
Bien, en ese caso, voy a miccionar un momento.
Bueno, pero vuelvan enseguida, ¿eh?
Venid, acercaos, acercaos, que he pensado una táctica.
-A ver.
-Perdón, perdón, perdón.
Perdón.
Soy Raúl de la Riva, ¿qué tal?
Buenas tardes.
Juego en el equipo azul, el equipo de los berberechos.
-Va hacia los camerinos.
-Sí, me he dejado.
Sí, yo también.
Sé que es la primera vez que juego.
Venga, señores, vámonos.
Don Humberto, por favor, tire el cigarrillos.
A ver, rodillas arriba vamos.
Ha llegado, ha llegado.
-Muy bien.
-Vamos.
¡Demuéstrales quien vale, que son todos unos mindundis!
Es una forma de hablar.
Que Dios reparta suerte porque como reparta justicia.
Bueno, ha llegado el momento.
Vamos allá, don Emilio.
-Suerte, don Emilio.
-Venga, vamos, vamos.
Aplaude al abuelo, cariño.
Venga, energía.
Oye, ¿por qué no calientas también ellos?
Porque ya lo han hecho, venga.
Vamos a estirar, ahí.
Calentamos un poquito.
Venga, vamos a estirar.
Una.
Humberto... Ey, tenemos un problema.
Tenemos un problema.
-¿Qué pasa?
-El árbitro se ha ido.
-¿Cómo que se ha ido?
Le he visto corriendo como alma sin cencerro de la vaca que lleva el diablo.
¿Qué dice?
¿Señor de la Riva?
¿Usted no habrá tenido nada que ver con eso?
Jonás, vamos a tener que suspender el partido porque sin un árbitro, tú me dirás.
-Qué manía con suspender.
-Ya ganarás.
Que ya ganarás con tus amiguitos, los que se han puesto malos, tú tranquilo.
[silbato] -¿Qué?
-Yo.
Yo mismo arbitraré el partido, si están todos de acuerdo, claro está.
-Si no, si no le encierro.
-¿Cómo?
-Hostia.
-Eso es antirreglamentario.
¿Antirreglamentario?
Ocho años, ocho años, he sido yo, árbitro, así que además, no pienso consentir que mi nieto se quede sin partido, de manera que... Pero, don Emilio, ¿y el honor del saque?
¿Qué dices de la Riva, del honor del que, no es lo más importante en este momento?
Muchas gracias, don Emilio.
Agradézcamelo ganando porque como no espabilen, les van a dar una paliza, que para qué.
Vamos, vamos, Vamos, equipo, venga, todos aquí, ¿eh?
¡Venga, vamos!
[♪ música alegre] [teléfono suena] -¿Sí?
-Don Mateo, soy Eligio.
Eligio, ¿sabe algo?
En los registros internos consta que el envío vino de Nueva York.
¿De Nueva York?
Sí, eso es de una empresa llamada Silk.
S-I-L-K.
Eh, Eligio, ¿me lo puede repetir, por favor?
Claro, claro.
Silk.
S-I-L-K.
Perfecto.
Y eso es todo lo que he podido conseguir.
Muchísimas gracias, le debo Una.
Adiós, Mateo.
Adiós.
Silk.
[♪ música de suspenso] A ver si le dan el alta pronto.
Tranquila, está en dos semanas.
[♪ música de suspenso] Antonio, ¿hacemos un café?
¿Café?
Te acompaño.
[♪ música de suspenso] [silbato] Venga, vamos, ¿eh?
¡Vamos, vamos!
¡Gol!
[gritos] Agujita de oro, de oro.
Vale, Vale, Vale, Vale, Vale.
¡Gol!
¡Gol!
-Venga, va, va.
-Vamos, Vamos!
Cinco, que se lo quede alguien.
¡Arriba, Arriba!
Sube tu primo.
¡Ey!
Penalti.
penalti.
penalti.
¡Se ha tirado al suelo!
-¿Se a caído?
-No sé, no sé.
Pero se están peleando.
Si yo digo que es penalti, es penalti.
Ay, Dios mío.
Ay, que me ingresen.
Les recuerdo que está a punto de acabar el partido, son momentos decisivos, les pido a todos los jugadores mucha concentración, capitán, capitán.
¿Quién va a tirar el penalti?
-Pedro.
-¿Cómo?
Que no puedo, que me han hecho daño.
-Me voy al penal.
-Venga, que tú puedes.
-¿Preparados?
-Vamos, cruza los dedos.
Venga, venga, venga.
-No me pongáis nervioso.
-Que sí, que sí, que sí.
-Venga, primo, no me falles.
-¿Dónde lo tiro?
-Pero fuera donde quieras.
-Perfecto, muy bien.
Ay, no sé.
Yo no le veo a este con 20 años.
[silbato] [♪ música emotiva] [al unísono] Gol!
[♪ música emotiva] [silbato] [gritos] [♪ música emotiva] Quiero organizar un desfile de la línea de pret a porter en las galerías.
Aprovechando que Ana está fuera, eres peor que yo, Marco.
En esta columna se habla de un empresario español -de nombre Alberto Márquez.
-Me voy.
Alberto está muerto, acéptalo.
¿Estás segura de eso?
Porque yo ahora mismo no lo estoy.
Con la obscena cantidad de dinero que vas a tener, lo mínimo que podrías hacer es invitarme a cenar.
Te voy a echar de menos, Petra.
Me voy Contenta, dejo a Emilio en buena compañía.
Creo que me gustan los hombres.
Doña Carmen asegura que usted ha tenido relaciones extramatrimoniales.
-¿Qué?
-Significa adulterio.
Y se paga con una pena de prisión menor, señora Patricia tiene visi...
Support for PBS provided by:
















